Bienestar animal avanza, pero también cae en excesos: CIGA
Humanizar a los animales o sacarlos de su entorno natural también puede convertirse en una forma de maltrato, advierte José Carmelo Zavala Álvarez
TIJUANA.- El bienestar animal ha ganado terreno en las últimas décadas como parte de una evolución cultural y social, sin embargo, también ha derivado en prácticas exageradas que pueden resultar contraproducentes para los propios animales, advirtió el ingeniero José Carmelo Zavala Álvarez, director y fundador del Centro de Innovación y Gestión Ambiental (CIGA).
Durante su declaración, Zavala Álvarez señaló que algunas expresiones actuales del bienestar animal tienden a "humanizar" a las mascotas, lo que en ciertos casos representa una forma de maltrato. Puso como ejemplo el vestir a los animales o trasladarlos desde regiones con climas distintos, lo que provoca sufrimiento, particularmente en especies que no están adaptadas a las condiciones ambientales locales.
El especialista explicó que el concepto de bienestar animal también se ha vinculado con la prevención de la violencia social, al considerarse que el maltrato a los animales puede ser una señal temprana de conductas delictivas contra las personas. Además, destacó que en algunas legislaciones del mundo se ha dado un paso más al reconocer no solo a los animales como seres sintientes, sino incluso como sujetos de derecho, al igual que la propia naturaleza, incluyendo ríos y bosques.
Zavala Álvarez reconoció que este avance legal y cultural implica retos importantes, entre ellos una mayor complejidad jurídica, pero consideró que es parte de un proceso necesario para replantear la relación del ser humano con la naturaleza. Recordó que la visión occidental tradicional ha colocado al ser humano como dominador del entorno, pese a que la naturaleza ha demostrado su fortaleza, como ocurrió durante la pandemia por un virus "invisible" que paralizó al mundo.
Finalmente, comparó la evolución del bienestar animal con otros cambios culturales graduales, como la disminución en la aceptación social del tabaquismo, la pirotecnia o prácticas tradicionales como las peleas de animales y los espectáculos con fauna. Subrayó que estos cambios no ocurren de manera inmediata, sino que forman parte de una transición hacia nuevas formas de convivencia más acordes con la modernidad.