VIDEO: Crisis hídrica en la frontera; el futuro de Baja California en juego: expertos
- Una "doble crisis"l de escasez y contaminación del agua amenaza la salud pública, la economía y el futuro de Baja California.
- El campo en San Quintín, la despensa del estado, se colapsa con una reducción del 75% de su superficie cultivada por la falta de agua y de energía para soluciones.
- Mientras la renegociación del Tratado del Agua con Estados Unidos se acerca, expertos advierten que el costo más alto de la crisis ya lo pagan los más vulnerables.
TIJUANA.- El futuro de Baja California se está secando. Una doble crisis hídrica amenaza a la región. Por un lado, la histórica sequía del Río Colorado, del que dependemos para casi todo, ya provocó un severo recorte en el suministro de este año. Un golpe directo a la estabilidad de todo el estado.
"Este año se redujo el 20% de la asignación. Y para ponerlo en referencia, si a ustedes les bajaran 20% su salario, pues les duele, ¿no? Aquí es lo mismo", señaló Samuel Sandoval Solís, Especialista en Recursos Hídricos de UC Davis.
Pero mientras la escasez amenaza el futuro, en Tijuana la población convive a diario con un riesgo presente: los derrames de aguas residuales. Activistas advierten que la contaminación transfronteriza ya no es una emergencia, sino una situación crónica que pone en peligro la salud y la seguridad de las comunidades.
"El bienestar de la ciudadanía creo que debe de ser el tema que nos debe preocupar a todos. Lo que están viviendo las autoridades es la consecuencia de una situación crónica. Yo lo he comentado, esto en algún momento fue contingencia, luego se volvió crisis, ya es crónico", dijo Rosario Norzagaray, Gerente de Residuos Marinos en Costa Salvaje.
El impacto más dramático de esta falta de recursos se vive en el motor agrícola del estado: el valle de San Quintín. En solo tres décadas, la superficie cultivada se ha desplomado más de un 75%. La única opción para seguir produciendo los frutos rojos de exportación ha sido desalar agua de mar.
"De hecho en San Quintín, nuestro principal problema es el agua. Yo vivo en San Quintín desde hace 32 años y cuándo llegué había abundancia de agua, como les comentaba, había 28,000 hectáreas plantadas. - ¿Y ahora? - Debe de haber arribita de 6,000", refirió Luis Ernesto Guevara, productor agrícola de San Quintín.
Pero ahora, los productores enfrentan un segundo muro que frena cualquier esperanza: la falta de electricidad. Aunque quisieran invertir en más plantas desaladoras, la red de la CFE, aseguran, no tiene la capacidad para suministrarles la energía. Es la doble crisis de San Quintín: sin agua y sin luz para producirla.
"San Quintín no crece más porque no tiene más agua. Y tenemos otro cuello de botella, no tenemos energía eléctrica, resulta que hay una línea que va de San Vicente, San Vicente es la mitad de la distancia de Ensenada y San Quintín, pero de ahí para allá el cable ya está topado. O sea, ya no hay transmisión hacia el sur", agregó.
Esta parálisis amenaza el sustento de más de 110 mil familias. Y mientras los agricultores enfrentan pérdidas, los expertos señalan que el costo social más profundo lo pagan los más vulnerables: los jornaleros, quienes pierden su empleo sin recibir ningún tipo de compensación.
"A un agricultor que tiene una propiedad, se le deja de mandar agua, y se le paga al propietario por el descanso de la tierra, pero no se le pasa al trabajador del campo", añadió Sandoval Solis.
En busca de soluciones, expertos, autoridades y sociedad civil se reunieron en el foro binacional "Aguas Compartidas" en CETYS Universidad. Coinciden en que, además de infraestructura, se necesita un cambio de mentalidad, especialmente en el sector productivo, para pasar de la obligación legal a una verdadera conciencia ambiental.
"Yo creo que se está avanzando muchísimo, pero todavía no somos suficientemente conscientes. Yo creo que tenemos que pasar a una fase donde sea más de conciencia, no de que haya la legalidad que me haga mover, sino que entiendo la problemática, sé las consecuencias del futuro, miro esos retos y busco oportunidades para atajarla desde el principio", mencionó Mónica López Siebén, Directora de la Escuela de Graduados en Administración de CETYS Universidad.
Mientras tanto, el gobierno federal asegura que las negociaciones para el nuevo tratado del agua que definirá el futuro a partir de 2026 ya comenzaron, y que se reafirman los compromisos de inversión en plantas de tratamiento. Sin embargo, con un campo paralizado, una crisis de salud latente y décadas de rezago en infraestructura, la pregunta que queda en el aire es si la planeación y los recursos llegarán a tiempo para evitar que la doble crisis del agua defina, irremediablemente, el futuro de la región.