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La IBERO rechaza el silencio ante la crisis de desapariciones en México

Activistas, periodistas y el académico del Departamento de Derecho critican las acciones gubernamentales para dar con el paradero de las más de 130 mil personas ausentes en México.

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por Redacción

09/10/2025 11:05 / Uniradio Informa Baja California / Sociedad / Actualizado al 09/10/2025

-Asegura que en la IBERO, el alumnado y sus docentes responden al llamado de actuar activamente para investigar y analizar lo que a la sociedad aqueja para, desde ahí, diseñar soluciones.

CIUDAD DE MÉXICO.- Santiago Corcuera, académico del Departamento de Derecho de la Universidad Iberoamericana y expresidente del Comité Contra la Desaparición Forzada (CED) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), denunció un presunto intento oficial de subestimar la crisis en torno a las más de 130 mil personas ausentes y/o no localizables en México, a pesar de que en el país, cada día, desaparecen alrededor de 45 ciudadanos.

El especialista fungió como moderador del conversatorio 'Voces de Esperanza: Diálogo Hasta Encontrarles', organizado por la representación de estudiantes de la Licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública de la IBERO, como parte de las jornadas académicas del Departamento de Ciencias Sociales y Políticas; en el que también participaron la activista y periodista independiente Sandra Suaste Ávila; Carlos Ramírez, del Colectivo Hasta Encontrarles, quien desde 2019 busca a su hermano Ángel y dos compañeros que desaparecieron al salir de su trabajo en un restaurante de la colonia Lindavista de CDMX; Nadín Reyes Maldonado, fundadora del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos 'Hasta Encontrarlos', quien busca a su padre, el activista Edmundo Reyes Amaya y Jorge Verástegui, hermano de Antonio Verástegui y tío del niño Antonio de Jesús Verástegui, desaparecidos desde 2009 cuando fueron detenidos por un retén de miembros de 'Los Zetas' en Coahuila.

Corcuera señaló que, al tiempo que las autoridades encargadas de la seguridad presumen una presunta reducción en el delito de homicidio doloso, también se dedican a "decir absolutamente nada" sobre las personas que desaparecen. El académico agregó que en la IBERO, el alumnado y sus docentes responden al llamado de actuar activamente para investigar y analizar lo que a la sociedad aqueja para, desde ahí, diseñar soluciones.

La "invisibilización" de las autoridades en torno a la desaparición de personas "no es parte de nuestra agenda en la Universidad Iberoamericana", advirtió el experto.

Sandra Suaste Ávila dijo que, a pesar de las cifras gubernamentales, a las que calificó como "cuestionables", el delito de la desaparición forzada "cada vez es más visible".

Y aunque hubiera una verdadera reducción en la incidencia de este crimen, la periodista advirtió: "Mientras siga habiendo una sola persona desaparecida en este país, las cosas no están caminando de manera adecuada".

El día de mañana, "el delito de la desaparición forzada puede, desafortunadamente, tocar en nuestros hogares", lamentó la experta y pidió acompañar los esfuerzos de las familias que buscan a sus seres queridos, toda vez que "desde el amor" y la intención de "sanar a este país" trabajan para dar con el paradero de todas y todos los ausentes.

La periodista también indicó que México cuenta con leyes "muy adecuadas" para atender estos casos, sin embargo, criticó que la aplicación "suele no llevarse a cabo de manera adecuada", cuando se presentan los problemas.

"El gobierno ha hecho todo lo posible para invisibilizar este tema", afirmó Carlos Ramírez y acusó un supuesto interés por trabajar en conjunto a pesar de que activistas han tratado de establecer rutas de comunicación tanto con autoridades locales como federales. Recordó que los casos se van complicando a medida que el tiempo pasa, pues se rezagan y pierden seguimiento.

El hermano del desaparecido Ángel Gerardo Ramírez Chaufón aprovechó el diálogo con el alumnado de la IBERO para pedir atención al trato que se da a cadáveres y restos humanos en instalaciones forenses porque, aseguró, el colectivo Hasta Encontrarles ha documentado que en distintas partes del país no se respetan los derechos posmortem de las víctimas.

Nadín Reyes Maldonado consideró importante abrir espacios como el organizado en la IBERO, ya que las y los estudiantes de las universidades se preparan para ser las y los profesionistas que definirán el rumbo del país, por lo que deben saber de esta realidad que "poco se puede abordar" en los medios de comunicación con la profundidad necesaria.

Para Reyes Maldonado, la desaparición forzada sigue fungiendo como método de control social para infundir miedo, como ocurrió entre 1952 y 1989 durante el periodo conocido como 'Guerra Sucia'.

"México tiene más personas desaparecidas que países que vivieron en dictadura."

Nadín Reyes Maldonado

Y aunque siempre han desaparecido personas en el país, la hija del luchador social Edmundo Reyes Amaya afirmó que este delito se recrudeció a partir de 2006, con el inicio de la "mal llamada guerra contra el narcotráfico", afectando a todo tipo de personas y con distintos fines (como trata, explotación laboral o tráfico de órganos).

Para la activista, es necesario señalar que México tiene más personas desaparecidas que países que vivieron en dictadura; y pidió a las autoridades aceptar la necesidad de contar con un personal más capacitado que pueda ayudar a dar con las más de 130 mil personas cuya ubicación se desconoce en el país.

Jorge Verástegui declaró que, a pesar de que la Ley General en Materia de Desaparición de Personas es "el único ejemplo" de una ley conseguida a través de un proceso de parlamento abierto", es necesario señalar que el Senado salió de su Sede para escuchar a las y los afectados "no por voluntad propia", sino por presión. Además el activista opinó que la ley terminó obedeciendo a un presunto acuerdo entre el Legislativo y el Ejecutivo, y obedeció a una presunta medida de contención a la crisis que se desató tras el hallazgo de lo que se afirma podría ser un "centro de adiestramiento" y de "exterminio" en un rancho de Teuchitlán, Jalisco.

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