VIDEO.- Madre colombiana viaja a Tijuana para buscar a su hijo desaparecido
TIJUANA.- La angustia no conoce de distancias ni fronteras. Vianey Lizzet Torre llegó a Tijuana tras un largo y tortuoso viaje desde Colombia con un solo objetivo: encontrar a su hijo, Pedro Stiven Perdomo Torres, de 20 años.
El joven, que había llegado a la frontera en septiembre con el sueño inicial de cruzar a Estados Unidos, terminó quedándose a trabajar en un restaurante local.
Sin embargo, desde el pasado 3 de diciembre, el silencio se apoderó de la comunicación con su familia.
"Nosotros siempre manteníamos en contacto con él. Un día por la mañana hablamos, ya por la noche ya no volvimos a hablar. El domingo, que es el día de las velitas en Colombia, yo lo llamé para contactarlo, que viera como estaba, y ya ahí no salían ni mensajes y la última vez conectado fue el 3 de diciembre y ya de ahí no volvimos a saber", dijo Vianey Lizzet Torres, madre del desaparecido.
Lo que comenzó como una falta de comunicación se tornó en una situación alarmante cuando la familia recibió videos de seguridad del lugar donde Pedro trabajaba. Las imágenes mostraban al joven saliendo del establecimiento corriendo, visiblemente alterado. Según relata su madre, Pedro alcanzó a confesarle a un amigo que se sentía en peligro inminente antes de que se perdiera todo rastro de su paradero.
"Nos enviaron videos del restaurante donde él estaba trabajando, donde sale corriendo. El viernes lo vio el amigo, que inclusive le dijo: 'no, ya no puedo volver a mi trabajo porque allá es muy peligroso, me están buscando'. Dicen que cuando lo vieron, lo vieron salir con una muchacha y ahí ya no".
La incertidumbre crece con los testimonios que sugieren un cambio repentino en la conducta de Pedro días antes de desaparecer. Su madre lo describe como un joven reservado, sin vicios y de poco salir, pero las llamadas que realizó a sus amigos en Colombia poco antes de los hechos revelaban a una persona distinta, haciendo preguntas incoherentes y actuando de manera errática.
"Él llamaba a los amigos de Colombia y le decía, o sea, hablaba todo diferente porque él nunca era de hablar, ni de comentar sus cosas. pero hacía preguntas incoherentes, o sea que no tenían sentido como él era. Nunca pensé que a nosotros nos llegara a tocar la puerta de nosotros, pero sí llegó a tocar".
Vianey explica que las pertenencias de Pedro, incluyendo su comida y ropa recién lavada, quedaron abandonadas en donde vivía, como si el tiempo se hubiera detenido para él.
Pedro cuenta con un tatuaje distintivo en el cuello con el año "2005". Su madre, parada frente a la Fiscalía y sosteniendo las fotografías de su hijo, mantiene la esperanza y envía un mensaje directo, esperando que él o alguien que sepa su paradero la escuche.
"Que regrese, que nos vamos. Que yo vine por él para llevármelo".
Las autoridades ya cuentan con la denuncia formal, mientras que Vianey asegura que no regresará a Colombia sin respuestas. Su viaje, marcado por retrasos aéreos y desesperación, es ahora una carrera contra el tiempo en una ciudad desconocida para ella.