Análisis. Entre Cifras y Realidades: la Violencia que no Cabe en las Estadísticas
CIUDAD DE MÉXICO.- El pasado 22 de octubre, durante su comparecencia ante el Senado, Omar García Harfuch presentó los resultados del primer año de gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, destacando una reducción nacional del 32% en el promedio diario de homicidios dolosos y una disminución general de delitos del 46% desde 2018.
Harfuch, puntualizó que en una década el 2025, será el año con menos delitos diarios y atribuyó los resultados a la coordinación interinstitucional y a los cuatro ejes de la Estrategia Nacional de Seguridad: atención a las causas, consolidación de la Guardia Nacional, fortalecimiento de la inteligencia y cooperación con estados.
No obstante, la lógica de este éxito difiere con evidencias de inconsistencias, reclasificaciones y persistencia territorial de las violencias. Así, las cifras si bien optimistas, no logran reflejar la complejidad real de las violencias que se intensifican en el país.
Menos homicidios, más anomalías
El boletín "Las cifras sobre delitos no son confiables" de Causa en Común (2025) documenta comparativos, reclasificaciones de delitos y subregistros en los reportes del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).
El estudio detalla cómo es que los gobiernos trasladan homicidios dolosos a otras categorías como "homicidios culposos" o "otros delitos contra la vida", originando reducciones aparentes.
Por ejemplo:
En Colima, los homicidios dolosos bajaron 28%, pero los culposos subieron 29%.
En Chihuahua, los homicidios dolosos cayeron 12%, pero los "otros delitos contra la vida" crecieron 132%.
En Guanajuato, de 259 mujeres asesinadas, sólo el 4% fueron tipificadas como feminicidios.
Causa en Común identifica que la distorsión de los datos con fines de propaganda política obstaculiza que las cifras sean una herramienta útil para el diagnóstico.
2. Violencia que se transforma y se oculta
El documento Aula en Acción 2. Calidad y confiabilidad de la estadística sobre violencia criminal: homicidios y desaparición forzada de personas del Programa de Seguridad Ciudadana (PSC) de la IBERO advierte que, aunque los homicidios revelan una reducción respecto al 2018, se mantienen en niveles elevados (cerca de 25 por cada 100 mil habitantes) y altamente concentrados en diez entidades (Baja California, Sinaloa, Morelos, Colima, entre otras).
La investigación explica que las violencias no han disminuido en términos estructurales, sino que han adoptado modalidades menos visibles y más difíciles de registrar, como el reclutamiento forzado o las desapariciones. Lo cual pone en evidencia una transformación de la violencia letal hacia formas más encubiertas que escapan del registro institucional.
Asimismo, se observa que los indicadores convencionales como el homicidio, han perdido capacidad explicativa, ya que "la magnitud real de la violencia excede con creces las cifras reportadas oficialmente".
3. Violencia estructural y límites institucionales
El PSC sostiene que la producción de datos experimenta barreras técnicas, normativas y políticas que convierten el registro de la violencia en un "terreno disputado". Estas barreras se expresan en tres niveles:
Fragmentación entre bases de datos que impiden la comparación sistemática y la construcción de series consistentes
Asimetrías normativas entre entidades federativas donde ciertos delitos no se tipifican de forma homogénea, lo que afecta directamente a la forma en que se nombra y clasifica la violencia
Crisis forense, con "más de 52 mil personas fallecidas sin identificar en servicios médicos forenses", que mina la capacidad institucional de documentar las violencias y garantizar derechos a las víctimas.
4. Conclusiones
Medir la seguridad sólo por homicidios, simplifica una realidad muy compleja marcada por la heterogeneidad de las violencias y la persistencia de contextos armados. Aun cuando los datos oficiales nos muestran una reducción de los delitos violentos, la evidencia permite aseverar que las violencias se transforman y agudizan.
La comparecencia de Harfuch pone el énfasis en operativos, detenciones y aseguramientos, lo que refleja una continuidad de un enfoque coercitivo y militarizado, más que preventivo. A pesar del discurso de "atención a las causas", la política de seguridad está principalmente orientada a la intervención armada y mucho menos a la reconstrucción comunitaria y al fortalecimiento de la prevención civil.
Producir datos confiables es también una forma de acción política y de reivindicación de derechos de las víctimas. El reto no es únicamente disminuir cifras, sino superar los enfoques punitivistas y militarizados para transitar hacia un entorno de seguridad para todas las personas, basado en la comprobación de la evidencia, la transparencia, la participación social y el cuidado colectivo.