por Octavio Fabela
14/10/2025 10:45 / Uniradio Informa Baja California / Sociedad / Actualizado al 12/10/2025
TIJUANA.- El estigma hacia la atención psicológica y psiquiátrica continúa siendo una barrera para quienes enfrentan problemas mentales, especialmente niños y adolescentes. A esto se suma que los servicios en su mayoría son privados, lo que limita el acceso a quienes más lo necesitan.
De acuerdo con Arantza María Solís Nicolás, Coordinadora de Hospitalización del Hospital de Salud Mental de Tijuana, tras la pandemia se registró un incremento notable en casos de depresión y ansiedad. Aunque estos padecimientos ya existían, el confinamiento y el aislamiento social los agudizaron entre la población joven.
Detalló que muchos adolescentes perdieron durante ese periodo la oportunidad de desarrollar habilidades sociales, de convivencia y comunicación, lo que generó rezagos emocionales importantes.
Señaló que la falta de acompañamiento escolar y el distanciamiento durante la etapa de confinamiento afectaron su capacidad para pedir ayuda o expresar sus emociones.
Señaló que, pese a los esfuerzos institucionales y las campañas de sensibilización, persiste la resistencia social a acudir con un psicólogo o psiquiatra. El prejuicio hacia los tratamientos y medicamentos sigue siendo un obstáculo para que las personas busquen atención oportuna.
A ello se suma que la salud mental sigue siendo, en gran medida, un servicio privado y costoso. Las consultas psicológicas o psiquiátricas tienen precios elevados y las alternativas públicas suelen tener listas de espera de hasta varios meses, lo que retrasa la atención de los casos más urgentes.
Destacó que aún falta mucho trabajo para garantizar que la salud mental sea accesible para todos y que deje de ser un privilegio. Insistió en la necesidad de políticas públicas que acerquen estos servicios a las poblaciones más vulnerables.