por Alberto Elenes
28/11/2025 10:45 / Uniradio Informa Baja California / Reportajes especiales / Actualizado al 28/11/2025
- Migrantes y veteranos deportados recibieron pavos y cenas para la noche de acción de gracias.
TIJUANA.- El haber sido parte del ejército de Estados Unidos no fue suficiente para impedir que a Juan Antonio Llamas le fuera negado el reingreso al país tras visitar México y olvidar su mica. Ahí se enteró de que estaba ilegalmente y que antes de cumplir los dos años de edad sus padres lo habían llevado sin documentos.
Han pasado 15 años desde ese momento. Desde entonces, no ha podido pasar la cena de Acción de Gracias con sus cinco hijos, una tradición que cada último jueves de noviembre celebraba en la mesa de su casa, acompañado de su familia y amigos.
"Sí, si quiero, como ganas de llorar. - ¿Qué recuerdos le trae? - Mis hijos, mi esposa. Allá, cuando estaba allá era el mero día, ahora vienen antes o después, porque tienen su propia familia mis hijos", expresó Juan Antonio Llamas, veterano deportado.
Pero esta vez, la cena será con otra familia. No de sangre, pero sí de quienes, como él, sirvieron a un país que no era el de ellos. La agrupación de veteranos deportados de Tijuana repartió pavos a sus compañeros de armas y a las familias que también enfrentan el mismo desarraigo del lado mexicano de la frontera.
"Es un día que desafortunadamente unos no están con sus familias, no están con sus papás, porque no pueden cruzar y les estamos dando un sabor de casa", dijo Héctor Barajas, director de la Casa de Veteranos Deportados Tijuana.
Y no fueron solo los veteranos. Otros migrantes deportados también pudieron disfrutar una comida de Acción de Gracias, gracias al albergue Madres Deportadas en Acción. Su directora, María Galleta —o Mary Cookie, como también la conocen— preparó platillos tradicionales con la ayuda de voluntarios para quienes hoy viven separados de sus seres queridos.
"Preparé la comida que se sirve de acción de gracias: jamón, pavo, papa molida, elote y camote y todo lo que ves ahí. Y cocino para personas, la mayoría son deportadas que vienen a este lugar. Y ellos recuerdan su estancia en Estados Unidos, entonces, esta es una celebración que se hace en familia", refirió María Galleta, dir. Madres Deportadas en Acción.
Entre ellos, migrantes como Víctor Cortez, quien mantiene presente la tradición que durante años celebró con su familia en San Diego.
"Ayer me preguntaba que donde iba a comer el pavo, por tantos años que está mi familia en San Diego, pero le doy gracias a Dios de que me invitaron hoy aquí. Europeos venían a Estados Unidos y se estaban quedando sin alimento, pero los indígenas de Estados Unidos les dieron... les regalaron pavo para comer, porque estaban pasando hambre y ahí empezó esta tradición y no recuerdo que presidente lo nombró nacional", señaló Víctor Cortez, migrante deportado.
Para muchos de ellos, esta celebración es un recordatorio de lo que perdieron al ser deportados, pero también un espacio que les permite sentirse acompañados. Aquí, en México, la tradición continúa, aunque sea en medio de la distancia y las fronteras.
Un día para compartir comida, sí, pero también para reencontrarse, aunque sea por unas horas, con un pedazo de hogar.
