VIDEO: "Viacrucis migrante" en la frontera; líderes se unen para exigir se detengan las "políticas de terror"

-La manifestación une a líderes de ambos lados del muro. Mientras funcionarios en EE.UU. califican las políticas de "terror", refugios en Tijuana reportan recibir las consecuencias directas con la llegada de más mujeres y niños deportados.

-Frente al discurso político y la dureza de la ley, los participantes afirman que la fe es su principal herramienta de protesta y un antídoto contra una atmósfera de miedo.

SAN DIEGO.- Aquí, en la frontera entre Estados Unidos y México la protesta hoy toma forma de oración. Cientos de personas no solo marchan, peregrinan. Es un moderno "Viacrucis" que busca visibilizar el calvario de la política migratoria actual. Un acto simbólico de fe dirigido a los centros de poder, especialmente a Washington, y que es definido sin matices por líderes locales.

"Está aterrorizando nuestras comunidades, está afectando la calidad de vida, la salud de las personas por el estrés, la economía. Esta administración está arrestando a personas, aunque están haciendo lo correcto y es muy importante ahora más que nunca demostrarle al pueblo que estamos con ellos", comentó Paloma Aguirre, supervisora del condado de San Diego.

El epicentro de ese "terror", nos dicen, tiene consecuencias directas al otro lado del muro. En Tijuana, la Madre Vitalina dirige un refugio para mujeres y niños migrantes. Su trabajo comienza donde termina la política de deportación estadounidense; ella recibe el rostro humano de esas estadísticas.

"Muchas mujeres están siendo deportadas de este país para México. La caminata de hoy es solidaridad por todas esas migrantes que un día salieron para buscar mejores situaciones de vida y hoy están siendo deportadas y están siendo maltratadas también, para que realmente esas injusticias terminen", dijo Madre Vitalina, directora del Instituto Madre Asunta Tijuana. 

Lo que se vivió en las calles de San Diego fue el choque de dos mundos: las directrices federales por un lado y la cruda realidad humana por el otro. Es una comunidad usando el lenguaje universal de la fe para argumentar que existe una crisis moral que trasciende cualquier frontera política.

"Yo no tengo miedo, yo no tengo miedo. Yo sé que Dios está conmigo, está con mi familia, yo me siento bien protegida, yo sé que nada nos va a pasar. Y si llega la oportunidad que dice que nos van a hacer, pues ni modos, donde quiera está Dios", expresó Anahí Soroa, residente de San Diego. 

Al final del día, el muro sigue en pie y las políticas en Washington son tema de álgido debate. Pero para esta comunidad binacional, la línea que los divide hoy se sintió menos como una barrera y más como un punto de encuentro. La frontera, una cicatriz que atraviesa el paisaje, funciona también como una sutura, unida por lazos que, como vimos hoy, demuestran que la solidaridad, a veces, es la forma más poderosa de resistencia.