
por Ingeniería, soluciones para un mundo complejo Cetys
25/04/2025 20:06 / Uniradio Informa Baja California / Columnas / Actualizado al 25/04/2025
Por: Dr. Fabián Bautista Saucedo
En las últimas semanas, las redes sociales se han inundado de imágenes de amigos, familiares e incluso mascotas transformados en personajes de las películas del Studio Ghibli. Rostros con ojos brillantes, sonrisas serenas y fondos de paisajes oníricos, todo generado en segundos gracias a la inteligencia artificial. La tendencia, impulsada por herramientas como ChatGPT o DALL-E, parece un juego inofensivo: subes una foto y, como por arte de magia, te conviertes en parte del universo de Mi Vecino Totoro o El Viaje de Chihiro. Pero detrás de esta moda aparentemente inocente se esconden preguntas más profundas: ¿Por qué buscamos refugiarnos en estos mundos ficticios? ¿Qué sacrificamos al entregar nuestras imágenes a los algoritmos?
La nostalgia como consuelo
El estilo visual de Studio Ghibli no fue elegido al azar. Sus películas evocan una sensación de calma, aventura y pureza emocional que contrasta con la incertidumbre del mundo actual. En una era marcada por guerras, crisis climáticas y tensiones económicas, convertirnos en personajes de estos universos nos permite escapar, aunque sea por un momento, a un lugar donde los problemas se resuelven con valentía, magia y un poco de ayuda de espíritus del bosque.
La psicología detrás de esto es clara: cuando la realidad se vuelve abrumadora, el cerebro busca refugio en lo familiar y lo idealizado. Las imágenes generadas por IA ofrecen una versión perfecta de nosotros mismos, libre de las frustraciones cotidianas. No es casualidad que otras tendencias similares, como transformarse en figuras de acción o en personajes de Disney, también se vuelvan virales. Todos apelan al mismo deseo: ser protagonistas de una historia donde un mundo feliz está garantizado.
El costo oculto de la magia digital
Sin embargo, esta fantasía tiene un precio. Cada imagen generada consume enormes cantidades de energía y agua. Un estudio de la Universidad de California reveló que los centros de datos que alimentan estas herramientas, especialmente en zonas desérticas como Arizona, requieren millones de litros de agua para enfriar sus servidores (Li et al., 2023). La paradoja es cruel: mientras creamos paisajes digitales llenos de ríos cristalinos y bosques exuberantes, contribuimos al estrés hídrico del planeta.
Además, cada fotografía que subimos para ser "ghiblificada" alimenta las bases de datos de las empresas de IA. A cambio de unos minutos de diversión, cedemos información valiosa: nuestros rasgos faciales, estilos de vestir e incluso preferencias estéticas. Estos datos refinan algoritmos que, en el futuro, podrían usarse para fines publicitarios, reconocimiento facial o incluso fraudes digitales. ¿Realmente queremos que nuestra sonrisa de estilo Ghibli termine en un banco de imágenes controlado por unas cuantas corporaciones?
¿Creación artística o ilusión de control?
Otra razón detrás de esta tendencia es la ilusión de agencia creativa. Los prompts que usamos ("hazme un personaje Ghibli con un fondo de castillo flotante") nos hacen sentir como directores de nuestra propia película animada. Pero en realidad, solo estamos eligiendo entre opciones predeterminadas por la IA. El arte original de Studio Ghibli nace de años de trazos manuales y narrativas cuidadosamente construidas; estas imágenes, en cambio, son productos en serie de un algoritmo.
Esto no le quita lo divertido al proceso, pero sí revela una contradicción: mientras más personalizamos nuestro contenido digital, más dependemos de sistemas que estandarizan la creatividad. ¿Es esto malo? No necesariamente, pero vale la pena preguntarnos si, en lugar de solo consumir filtros de fantasía, podríamos explorar formas más auténticas de expresión artística.
Conclusión: ¿Hacia dónde nos lleva este viaje?
La moda de las imágenes estilo Ghibli no desaparecerá pronto. Es un síntoma de nuestro tiempo: la búsqueda de consuelo en lo virtual, la obsesión por reinventarnos digitalmente y la comodidad de intercambiar datos por experiencias efímeras. No hay que demonizarla, pero sí ser conscientes de sus implicaciones.
Quizá el verdadero espíritu de las películas de Ghibli no esté en replicar su estética con IA, sino en recordar su mensaje esencial: que la magia no está en escapar de la realidad, sino en encontrar belleza y resiliencia dentro de ella. Mientras decidimos cuánto de nosotros mismos entregamos a los algoritmos, valdría la pena preguntarnos: ¿queremos solo parecernos a los personajes de estas historias, o aprender a vivir con su misma valentía y asombro en el mundo real?
Al final, la tecnología seguirá avanzando, pero la elección de cómo usarla y qué sacrificar en el proceso, seguirá siendo nuestra.
Referencias
Li, P., Yang, J., Islam, M. A., & Ren, S. (2023, April 6). Making AI Less "Thirsty": Uncovering and addressing the secret water footprint of AI models. arXiv.org. https://arxiv.org/abs/2304.03271
Imágenes generadas mediante MidJourneyy e ImageFX.
Dr. Fabián Bautista Saucedo es Coordinador de Enlace de Investigación Colegio de Ingeniería CETYS Universidad