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¿Hacia dónde camina el poder en México?

"Donde la ley deja de ser garante y se vuelve arma, la democracia corre grave peligro.", Hannah Arendt

Isidro Aguado Santacruz
Isidro Aguado Santacruz Archivo

por Isidro Aguado Santacruz

27/06/2025 15:48 / Uniradio Informa Baja California / Columnas / Actualizado al 27/06/2025

En la historia política moderna, cada etapa de reformas profundas anuncia, al mismo tiempo, un umbral de transformación y un riesgo latente. Lo que la presidenta Claudia Sheinbaum ha puesto en manos del Congreso no es un simple paquete legislativo: es la mayor reconfiguración institucional en México desde la transición democrática de los años noventa, y que puede redefinir el delicado equilibrio entre legalidad, autonomía institucional y concentración del poder.

En la práctica, este conjunto de 17 iniciativas —13 en discusión inmediata y 4 que esperan en el próximo periodo ordinario— traza un mapa de reformas que abarca desde la protección ambiental hasta la reestructuración del sistema de justicia y seguridad, pasando por la revisión del sistema electoral y la economía regulada. La magnitud y simultaneidad del paquete hacen pensar en un modelo de gobernanza que, bajo la bandera de la eficiencia y la renovación, avanza hacia una centralización sin precedentes.

A nivel ambiental, destaca la reforma a la Ley General de Vida Silvestre, que propone eliminar gradualmente el cautiverio de mamíferos marinos, una medida que, más allá del simbolismo, señala una agenda de derechos más amplia. En paralelo, la restricción comercial de la totoaba a través de la Ley de Impuestos Generales de Importación y Exportación sitúa a México en el epicentro de un conflicto geoestratégico binacional, entre la protección de especies y las redes delictivas transfronterizas.

En lo financiero, la propuesta de fortalecer la Unidad de Inteligencia Financiera con cambios en la ley contra el lavado de dinero se inscribe en una lógica global: articular los recursos del Estado para controlar el flujo ilícito de capitales. Sin embargo, como se sabe en sistemas jurídicos complejos, el uso excesivo o politizado de estas herramientas puede devenir en una forma de control y persecución selectiva.

La reforma al sistema electoral, cuyo eje es la reducción del presupuesto del Instituto Nacional Electoral (INE), el recorte de financiamiento a partidos y la transformación del modelo de legisladores plurinominales, retoma una propuesta emblemática del expresidente López Obrador que no logró superar la barrera legislativa en 2022. Hoy, con Morena y sus aliados dominando el Congreso, este proyecto se presenta con fuerza renovada, y con ella, el riesgo de erosionar uno de los pilares básicos de la democracia mexicana: la autonomía y la imparcialidad de los órganos electorales.

El campo de la seguridad pública, uno de los más sensibles para México y su imagen internacional, será sujeto de cambios sustanciales. La creación de un Sistema Nacional de Investigación e Inteligencia, que interconectará las capacidades de la SEDENA, Marina, Guardia Nacional y Ministerio Público, busca articular la respuesta estatal frente a la delincuencia organizada. Esta coordinación, sustentada en nuevas tecnologías y bases de datos integradas, es un avance en términos operativos. No obstante, no podemos soslayar que aumenta el poder concentrado en manos militares y de seguridad, con potenciales impactos en derechos humanos y en el equilibrio entre civilidad y autoridad.
En un contexto hemisférico, esta transformación mexicana no es un acto aislado. Estados Unidos, socio estratégico y vecino, observa de cerca esta reorganización, pues influye directamente en la gestión migratoria, el combate al narcotráfico y la cooperación en inteligencia. Para los más de 37 millones de mexicoamericanos que habitan en Estados Unidos, estos cambios son más que un tema abstracto: repercuten en la forma en que su país de origen ejerce la justicia, regula la economía y se posiciona ante el mundo.

El cambio judicial, postergado para septiembre, es una de las piezas más inquietantes. La elección popular de jueces, experimentada recientemente, ha colocado a los principales tribunales bajo la influencia de magistrados afines al oficialismo. Esta realidad pone en cuestión la independencia judicial y la imparcialidad, dos piedras angulares de cualquier estado de derecho.
Comparando con otros escenarios internacionales, la situación mexicana evoca paralelismos inquietantes. En Turquía y Polonia, reformas similares han significado el debilitamiento progresivo de controles constitucionales y la consolidación del poder ejecutivo. En Venezuela, el rediseño judicial y electoral pavimentó la ruta hacia un régimen autoritario. La historia nos advierte que los procesos de concentración institucional disfrazados de reformas democráticas son puertas abiertas a la erosión del sistema pluralista.

Los datos no mienten: según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, los homicidios en ciertos estados han disminuido en un 15% en el último año, cifra que el gobierno atribuye a esta nueva estrategia de seguridad. Sin embargo, el presupuesto del INE planea ser recortado en más de un 30%, mientras los recursos para la Guardia Nacional y las fuerzas armadas aumentan sustancialmente. La magnitud de jueces electos es aún pequeña, pero simbólica, y el control sobre los tribunales se ha concentrado en más del 60% en manos afines al gobierno, según análisis independientes.

¿Qué implican estas cifras para la ciudadanía? Para los mexicoamericanos, especialmente aquellos con vínculos familiares en México, el debilitamiento del INE significa una democracia con menos garantías; la militarización de la seguridad pública implica un Estado más impositivo; y la reforma judicial puede traducirse en un sistema legal menos imparcial, más permeable a la voluntad política.

Así, en el verano de 2025, México enfrenta una encrucijada donde la modernización se confunde con concentración del poder, y el progreso con control. La retórica oficial habla de eficacia y justicia, pero la historia y la experiencia internacional sugieren cautela.

Como dijo Octavio Paz, "la democracia es una palabra peligrosa que siempre hay que defender". En este momento histórico, defender la democracia no es solo un acto de resistencia, sino un compromiso con la transparencia, el pluralismo y la autonomía institucional.

Porque la reforma puede ser la palanca que levante a un país, o la bisagra que abra la puerta a un régimen de un solo vértice. Y en esa decisión, estamos todos convocados.

Adaptarse al compás de la vida no es tarea sencilla; en Cambio de ritmo, intento no perder el paso. Que tengas un excelente fin de semana lector.